Una mujer
llamada Alicia
se dice mi madre
Fija
mi nombre
en un padrón
de enfermería
Me sostiene
Me amamanta
Me asfixia
con el oxígeno claro del origen
Y su cuerpo
Su cuerpo huele a infierno
Su cuerpo huele
a oficina de correo
A tinta
Su cuerpo
huele
al pescado de las calles
que nada tiene que ver con las mareas
Del mío sobresalen los ardores de la luz
y las costillas
Y no sé para cuál de las dos
es
hoy
la muerte.
Hola animal
te quiero
he visto cómo llegaste a mí
a través del olfato
y yo te olí también antes de tocar la fortaleza
que convierte mi casa en bosque
he reconocido entre los ojos tu degüello
y llego a tu encuentro también para lamerte
atender tu chillido
tu destello
tu primera noche acá en la Tierra
yo
necesito que alguien cuide
el tenor y la calidad de mi alimento
que quite con cuidado el nylon
que cubre mi cabeza
y apoye su mano en mi diafragma
para ver si sigue el curso de todo lo existente
Contracción-expansión
me contraigo más de lo que indican
las sanas ecuaciones del mundo
me comprimo en los asientos de un tren donde no duermo
pero simulo vida
Voy y vengo
como si afuera de la cápsula
hubiera algo
un sonido
una máquina de oxígeno
Hola animal
te quiero.
Ese día me había peinado mi padre
Como si fuera un hombre
dispuesto a subir a un caballo
yo
él
como una cabra
maté a alguien dijo
con las mismas manos de peinar
pensé
y yo de ahí
todo
y yo de ahí
los cismas los barrancos
sin aire
y por las mañanas
sin peinado
y los niños perdidos
de ese entonces que venían
los niños sangrantes de esos días
que venían a jugar
ponían la locura junto al dulce de la tarde
junto al cuchillo y al humus negro
de donde regresan sus manos
cada vez que mi padre
me peina.
Necesito encontrar
a los niños
que nacieron el día que
nos conocimos
Quiero saber
si han desarrollado
una patología
un trastorno
Si el oxígeno doméstico con el que se atragantan
los debilita
o les trae el alimento
Si alguno tiene el pie llagado
o plano
Si traen el pecho partido de antemano
o nace entero
Quiero saber si alguno de ellos tiene
rostro
Si llevan por nombre
una invocación al nuestro
o a la muerte
Quiero saber dónde están los niños
que nacieron el día que nos conocimos
Si duermen boca arriba
desvalidos
Si fueron escupidos de alguna constelación inmediata
o sólo se batallaron entre el barro
y los cuencos infectos
de las plazas.
Sé que el libro que dejaste
queriendo darme algo
me trajo mala suerte
Ese día tuve que asesinar a una milicia de hormigas
que vino a amenazarme con su capacidad minúscula
de construirlo todo
a mí
que tanto me cuesta apilar
juntar
adquirir
a mí
que no podría nunca con toda la basura
hacer un hongo para sobrevivir al invierno
No creo en la potencia de lo pequeño
me he servido de los saltos bruscos
del espasmo
de la deglución súbita del tiempo
Y tu libro:
un valor de uso rosado y muerto
un producto envasado al vacío
una pandemia literaria que ofreces al mundo
aunque de corto alcance
comercial.
Inf ocupado
Los camiones surgen como bestias míticas
La película es mala pero triste
La mujer que viaja al lado mío trata
de recuperar el aire que pierde
en el puesto de Liniers
El ancho de mi espalda
no alcanza para cubrir el pasado
La película es mala y triste
Los camiones y su fuego nasal
Quien maneja trae consigo
los secretos de la muerte
En un café navideño el protagonista encuentra
cinco caramelos
Ahora
escupe el tercero
La mujer sentada al lado mío
se parece a la Nelly
Hay música para viajar en camión
es una pregunta
En los micros es romántica
nos impide mirar el horizonte
Yo
cuando escucho a Cristian
pienso
en las facturas que dejé sin pagar
La película es mala
pero triste
La Nelly ahora duerme
vimos juntas hasta ahí
“Water closet inf ocupado”
Desde el pasillo brota una señora
de peinado fijo
si muere en el viaje
no podremos olvidarla
La mujer
que duerme al lado mío
lleva anteojos de sol
en la ruta no hay luz
pero nos hiere
la calma.
Quizás porque mi padre
fue engendrado por una mujer sin ojos
sólo percibo el amor
si puedo olerlo y lamerlo
Quizás fue por eso
que nos nombrábamos a cada rato
como recién vueltos de una guerra
Nos tocábamos los rostros
Contábamos cada dedo de la mano
Que nada escape
porque no hay abrigo ni alimento
porque mi padre nos nombra por cada minuto nuevo que se abre
Antes y después del origen
cuando éramos ciegos y no queríamos encontrarnos
porque llevábamos la miseria como agujero como gesto
Fue porque quise
precaverme de la muerte que agarré el martillo y el corazón pequeño se inflamó tanto que pude hacer de mi pecho una cavidad más grande
Quizás porque mi padre
fue engendrado por una mujer sin ojos
Quizás por eso
Nos saludábamos a cada rato como victoriosos
como si nombrarnos
hiciera que saliera un poco el sol
en el pasillo.
Profecía
Ninguno de tus hijos
cargará tu cajón
Lo hará el joven
que recibiste ese verano
cuando la tormenta
rompió la antena de los techos
y dejamos de ver
una novela
cuyo final conocíamos
y no queríamos nombrar
Compramos revistas
dimos vuelta los colchones
De a poco
empezábamos a hablarnos
cuando volvió
la tele
Ninguno de tus hijos
Cargará tu cajón
Lo hará el niño
al que llamaste Flaco
ese verano
porque sus dientes
eran
demasiado
grandes.
Doscientos años
Media parte de mi vida
Mi madre
Se mantuvo recostada
La casa a media asta
Los animales
flacos
La naturaleza muerta
muerta
De mí
ni yo me acuerdo
Doscientos años
Media parte de mi vida
Mi padre
tendido
recortado
en un catre
verde
fue
oficiando de manera continua
su premuerte
Una vez
en el medio de los tiempos
cruzaron su cuerpo
en la cocina
uno tomó
un vaso de agua
el otro
una manzana.
Tus ojos
atravesados
cruzados
como si de niña, Alicia
te hubieras perdido
y en ese lapso
se te hubieran revelado
un misterio
un sonido
o te hubieran ofrecido
el calor
de las primeras horas de vida
de las bestias
Tus ojos
Hoy:
el coloso humedal
del conurbano
camino roto
tránsito
liviano
A veces
los ojos
se me cruzan
así como los tuyos
cuando recuerdo que la canción Generalife
habla del agua
o cuando trato de guardar
en una idea
toda la extensión de la cordillera de Los Andes
que si no la conociste aún
no importa.
Un pensamiento en “Alicia y las bestias (selección de poemas de Lilia Parisí)”
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