Grafías del cuerpo poético

Dulcinea Segura

Género: Didáctico. Libro Pedagogía y artes del movimiento.

Autora: Laura Szwarc

Título de la obra: Entonces baila. El cuerpo como texto

Año: 2017

Lugar: España

“Cuerpo oxímoron polimorfo: adentro/afuera, material forma, homo/heterología, auto/alonomía, crecimiento/ excrecencia, mío/nada…” Jean-Luc Nancy[1]

Mucho se escribe sobre el cuerpo, materia vital estudiada desde disciplinas que pueden parecer tan diversas como la medicina, la antropología, la psicología, la sociología, la pintura, la danza; donde todas esas voces lo observan, lo investigan y, sobre todo, lo nombran desde enfoques que utilizan diferentes vocabularios.

Este libro aborda el cuerpo poiético, o de la poiesis, término griego que significa ‘creación’ o ‘producción’ y que Platón define como “la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser”. En este caso, se trata del cuerpo en tanto espacio de procesos creativos, de transformaciones, de pasajes poéticos.  

Nos encontramos con una obra que juega con las grafías invitando a recorrer trayectos  posibles para una “descolonización corporal”, en palabras de su autora, la argentina residente en España, Laura Szwarc. Un recorrido creativo en el que los textos y propuestas de movimiento funcionan como disparadores para despertar la imaginación danzante.

Entonces baila. El cuerpo como texto, es un libro guía que propone varios entrenamientos para pensarse con y desde el cuerpo. Un cuerpo que se devela espeso,  hecho de capas, de historias, de memorias, de olores, de recuerdos.

“Un cuerpo no está vacío. Está lleno de otros cuerpos, pedazos, órganos, piezas, tejidos, rótulas, anillos, tubos, palancas y fuelles. También está lleno de sí mismo: es todo lo que es.”[2]

Las palabras son grafías orientadoras de este libro laboratorio que juega a corporeizar poesías desde esas metáforas atrapadas en los huesos. Porque lo que se nombra, se sugiere, se propone, se hace desde esas palabras que se ‘apoyan en el pie’. Cada una de esas grafías buscan animar las coreo-grafías personales de lxs participantes, la danza de cada intérprete, lo íntimo que se mueve y se pone en acto de manera simbólica a través del baile.

No existe en este texto algo que no esté encarnado.

A través de una organización en Trayectos, Laura comparte fragmentos de otros autores como Bataille, Kafka, Celan, Beckett, Artaud, Berger, Foucault, Lispector. A partir de esa búsqueda también diversa, que se nutre desde la filosofía, el teatro, la literatura, el cine, la sociología, ella abre las compuertas del pensamiento para compartir la experiencia de explorarse en el movimiento.

Sus 11 Trayectos invitan a caminar, a jugar con el tiempo, con la memoria, con los hábitos, las posturas; propone desarmarse, probarse en lo desconocido, improvisar otro cuerpo para entretejerse de múltiples formas, para “evitar la domesticación de los cuerpos, descolonizarlos”, tal como ella expresa.

En cada invitación, se encuentra una propuesta de entrenamiento, una guía hacia la exploración corporal motivada desde el texto compartido. Puede ser una poesía, un fragmento de alguna obra de teatro o un discurso político.  El cuerpo es impulsado a bailar, a “rozar la realidad con la punta de los dedos”, a “bailar lo que hay y lo que falta”, a “orquestar cuerpos y ritmos”, a jugar con lo residual o lo sonoro. El cuerpo está presente como principal homenajeado.

En la estructura del libro, cada Trayecto es un pequeño viaje donde la autora comparte también fotos de las experiencias realizadas con distintos grupos de personas en sus talleres o sus seminarios. Imágenes que están ahí como archivo más que como ilustración de las propuestas. Cada ser, cada grupo, cada colectivo humano, encontrará su danza, particular y presente.

Laura sabe que el cuerpo puede ser literal o metafórico, el cuerpo siempre es cuerpo y organismo, es materia vibrátil que piensa, siente y mueve, está compuesto, es complejo. Ese cuerpo que es todo y nada, arma y desarma, dice y desdice, habla y calla.

Ella lo verbaliza de distintas maneras:

“El cuerpo habla. Dice, desdice. Vuelve a decir. Lleva a cuestas la historia singular, la colectiva, la historia universal. Las determinaciones, las influencias, las fugas. Lo que lo hace parte de un todo, así como un todo en sí mismo.”

El libro es un intento de hacer ‘hablar’ un cuerpo que al mismo tiempo de nombrarse se interpela. “¿Qué nombramos cuándo nombramos cuerpo?”, nos preguntan las palabras de Laura y mientras las leemos, esas formas escritas que están llenas de líneas, curvas y vacíos, proyectan su intención de movimiento, su plenitud de danza en la voz que las lee, que las nombra en la mente y simultáneamente se vuelcan al cuerpo, para transformarlo en pregunta, en acción, en baile.

No hay nada que no se piense y sea corporizado porque la mente está en el cuerpo (¿o dónde sino?).

Este texto que Laura abre al mundo desde su experiencia como pedagoga, puede inspirar prácticas, acompañar procesos, estimular danzas o escritos. Es una compañía para visitar y revisitar, para leer de adelante hacia atrás o de atrás hacia adelante, en cualquier orden, en cualquier lugar.

El libro puede abrirse como un oráculo para iniciar el día danzando.

 “¿Es la escritura una danza? ¿Hay acaso algo que no sea danzante?”, nos pregunta desde sus páginas.

Sumergirse en este texto a navegar por sus grafías, puede ser una aproximación a alguna respuesta. Les invito a descubrirlo.


Notas de pie

[1] 58 indicios sobre el cuerpo

[2] Ídem

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